Dirige mi amado Lars von Trier
Con Björk Guðmundsdóttir, Catherine Deneuve y David Morse
Dura 139 minutos
Cada vez que los cirujanos parteros iban a mis colegios a aplicar exámenes médicos, siempre resulté con vista perfecta. La hostia. Pero resulta que ya en la uni, en mi primer semestre la enfermera me dijo 'A ver, lee eso' y no pude y no pude, ni las letras más grandes, tons yo le dije 'Es de que se me habrá metido algo al ojo'... pues no, resultó que estaba cieguito. La historia de Selma, sin embargo, tiene matices más desconcertantes y emotivos que mi simple anécdota pedorra y, a 10 años de su salida, es hora de hablar de Lars + Bior.
Selma es una inmigrante checa, contrario a lo que su cara achinada demuestra, en EE.UU. a mediados y un tantito más del siglo pasado. Con su mijito Gene, vive en un camioncito rentado al poli vecino, trabaja en una fábrica de tarjas para las cocinas y es amiga de Catherine Deneuve. Ella es muy reservada y tímida, tanto que no le ha dicho a nadie que de a poco se está quedando completamente cegarreta, no ve ni su nariz, cero que ver, pero además teme que su mijito tenga la misma enfermedad que ella heredó así que guarda todo su sueldo, bonos y prestaciones con el fin de pagar una cirugía que prevenga al morro de ser discapacitado visual. Así, la vida que llevan es de franca pobreza y marginación, pero felices.
Para liberarse un poco del fastidio y estrés de ser una madre soltera, pobre, con rasgos asiáticos y super hipster, Selma recurre a su imaginación, como Cositas, para entrar a una dimensión paralela donde su mundo es el mismo pero las circunstancias son musicalmente más agradables, donde todos bailan al mismo tiempo y ella es una gran estrella, justo como las cintas que tanto gusta de ver en el cinema. Quesque, porque acuérdense que no ve, pero le hace el intento. En sus fantasías, la vida se vuelve un musical con complicadas coreografías y música post pop, nü industrial sólo un poco tropical, pero los problemas no existen.
El pedo es que uno de esos sueños REM descomponen la máquina de la fábrica, lo que ocasiona que Catherine Deneuve comience a sospechar de la ceguera de su amiga, pero no sólo ella sino los patrones y un freak que la está intentando enamorar de atrás tiempo. Este sujeto, Jeff, decide acompañarla un día de regreso a casa y aunque ella le dice que no, la sigue hasta un puente donde le canta que ya se deje de hacer mensa y ella le dice que no se meta en lo que no le importa porque ya vio el agua, ya tuvo las hojas y ya vio lo que fue y lo que será. Para aumentar el problema, su vecino policía que es muy rico le confiesa que así muy rico muy rico, lo que se dice rico, pues no es. Lo que pasa es que su esposa es muy gastalona así que le pide un préstamo a Selma, quien se niega porque necesita todo su varito para pagarle ojos nuevos a Gene. El malvado policía se esconde y le hace creer que ya se fue con el único motivo de descubrir en cuál de las mil latas de galletas de la pobretona es donde el dinero va a parar.
Al otro día, a Selma la despiden y cuando va a dejar su último fajo de billetes, nota la latita vacía e inmediatamente se dirige a casa del policía malo, el único posible responsable. La esposa le dice que ya sabe de su amorío con su marido, Selma le dice que what the fuck y le pide hablar con él, quien tiene todos sus ahorros y los hace pasar por suyos. La intenta convencer de que se los va a regresar pero ella le dice que no le cree, así que saca su pistola y lo mata. No conforme con eso, lo agarra a golpes en la cabeza mientras que la esposa ya corrió por ayuda. Selma, con su dinero de vuelta, se apresura a ir con el doctor del pueblo y pagar la operación de Gene, a sabiendas de que a su regreso la van a atorar, lo cual efectivamente sucede.
La vida en prisión no es tan complicada porque la carcelera es buena onda y no la viola, además de recibir exclusivas visitas de Catherine Deneuve, quien le insiste que permita a Gene ir a verla a lo que siempre recibe una respuesta negativa. ¿Quién querría ver al causante de todos sus problemas? El abogadillo que tiene su caso es un papanatas y lo único que consigue es que la condenen a muerte. Fin.
Bailando en la Oscuridad nos ofrece un vistazo al mundo de los invidentes y las drogas duras. En una actuación que le mereció el premio a la mejor actriz en Cannes, Bior Gundesmontir demuestra con gran intensidad la vida de una mujer tonta pero no tanto, confiada de la buena voluntad de los malditos gringos y sin claridad en sus opciones bancarias, lo que conlleva a una serie de embrollos en esta comedia de enredos. Parte de lo más impresionante, pues admito que me hizo llorar, es el crudo planteamiento del trabajo de un obrero y la ironía de poder tener amigos famosos, pero famosos en serio, quienes ofrecen todo su apoyo emocional pero ni un sólo quinto a los problemas de los demás. Lars, como suele hacer, artificiosamente nos cambia la vida minuto a minuto, lo cual yo agradezco infinitamente.
Siempre suyo... Roi.