Batman Regresa

(Batman Returns, EE.UU., 1992)
Dirige Tim Burton
Actúan Michael Keaton, Michelle Pfeiffer y Danny DeVito.
Dura 126 min.

Pocas cosas en este mundo son de peor gusto que tener manos de animal o caspa. En esta aventura de Tim Burton, el héroe de la noche nos muestra cómo alguna veces es mejor no ser el primer hijo de la familia ni abrir las carpetas escondidas en las computadoras ajenas.

Una pareja de aristócratas gotiquinos (el papá es PeeWee Herman [no Piwi, ni un piwi]) procrea a un infante algo raro, no es sólamente horrible y asquerosos como todos los recién nacidos, también tiene las manos mal, por dedos lleva aletas y su nariz sobresale como si de un judío ortodoxo se tratase. Como es de esperarse, los padres lo echan por el desagüe (el desagüe central de la ciudad porque no cabía en la tarja de la cocina).

Treinta años más tarde, Bruno Díaz (o Bruce Wayne si es usted muy purista [o muy puto]) lleva una vida tranquila en su mansión de Ciudad Gótica. A pesar de que años atrás perdió a Vicky, el amor de su vida, el tiempo en soledad le ha dejado mucha paz interior y la libido fuera de control. No es de extrañarse que pronto se enamore de cualquier gata. La ciudad no había tenido mayores conflictos de inseguridad, sus futbolistas estaban sanos y salvos, la única rareza era el proyecto de construir una planta de energía por parte del magnate Max Shreck, quien tiene como asistente ejecutiva bilingüe a una solterona bastante dorkish, Selina Kyle.

Durante un evento público en que Shreck anuncia su plan para Ciudad Gótica, una banda de payasos bandoleros crea el caos y raptan al viejo millonario. Muy a su sorpresa, no es asesinado ni violado ni vendido por los Zetas, sino que es presentado a un esperpento llamado El Pingüino, quien le explica que fue criado por una parvada de pingüinos perdidos en las alcantarillas (no se explica si la historia se relaciona con las Tortugas Ninja) y cuando está a punto de asesinarlo, Max lo convence para que mejor lo conviertan en el Jefe de Gobierno de Ciudad Gótica. El Pingüino acepta y suben a reconstruir su vida.

Mientras tanto, la secre de Shreck descubre unos archivos que informan que la planta de energía proyectada en realidad será un chupador de energía de Ciudad Gótica, pero su jefe la cacha y la avienta por la ventana. Dios mediante, Selina no se muere aunque es mordida repetidamente por un grupo de gatos rabiosos, que le dan poderes y la hacen sexy. Se confecciona un traje de plastipiel (en una escena ICÓNICA no de la película, sino de todos los 90's) y sale a las calles a echar desmadre. El Pingüino, en plena etapa electoral, en realidad tiene como propósito robar chicos y le dice a Gatúbela (así se pone de nombre artístico) que sean aliados contra un encapuchado que no lo deja en paz a él ni a sus payasos rebeldes. Ella acepta y se come al canario del Pingüino. Casi.

Total que luchan todos y Gatúbela pierde 5 vidas, el Pingüino pierde las elecciones por una campaña de desprestigio y se vuelve a robar a Max Shreck, pero Batman corre a acabar con el Pingüino y su inframundo de pescados y payasos malos. Al final, Gatúbela se pone del lado del hombre murciélago (que no nació en Murcia) y se electrocuta junto a Shreck que es muy malo y merece morir. Batman la extraña porque se dieron besos en una fiesta pero ella no está muerta-muerta, aunque la Ciudad Gótica regresa a vivir en paz y armonía y Navidad.

Batman Regresa es un compendio de discriminación y evasión de impuestos tanto de millonarios buenos como malos. Esta cinta nos hace ver con claridad la distinción entre humanos normales y humanos deformes, así como las desventajas de electrocutarse (años más tarde, Gatúbela se hace afroamericanita). El mundo oscuro de Tim Burton nos envuelve en un ambiente de confusión, destrucción y payasos, un terror psicológico del cual sólo un héroe transtornado puede regresarnos y dejarnos con un excelente sabor de boca (porque, al parecer, besa muy bien), permitiéndonos aclarar nuestra visión sobre los problemas del neoliberalismo y las reformas políticas autoritaristas del Ejecutivo Federal.


Siempre suyo... Roi.