La Sombra del Amor

(Ghost, EE.UU., 1990)
Dirige Jerry Zucker
Con Patrick Swayze, Demi Moore y Whoopi Goldberg
Dura 128 minutos

Una vez estaba en mi estado de duermevela (qué palabra más guei) cuando comencé a sentir que me temblaba mucho una pierna, lo cual me despertó por completo, entonces me senté para relajarla bien y regresar a dormir, pero mi sorpresa fue ver que las sábanas y cobija se ondeaban como cuando haces la cama y las quieres dejar bien derechitas, así pero mucho más fuerte. A diferencia de esa historia (que sí pasó), esta es la historia de un fantasma del amor.

Sam y Molly vivían felices en Manhattan, creo, total que en NY pero la buena vida, él era banquero y ella era señora de su casa además de experta en las manualidades. La vida les sonreía, el mundo era esplendoroso y él se dedicaba a ser un usurero nacional, es decir, la envidia de muchos. Su vida sexual era, por decir lo menos, emocionante, no sólo porque les gustaba poner baladas románticas para hacer el amor sino porque de repente se ponían en una onda muy kinky y les gustaba luchar en lodo. O en barro, porque Molly era medio alfarera.

Un día que Sam estaba en su oficina se da cuenta que las cuentas no cuentan bien y pide ayuda a su compañero de piso, Carl, pero como Sam sabe con qué calaña trabaja decide ver por qué las cifras de una cuenta que él maneja están todas mal. Acaban sus ocho horas de tyrabajo y, por supuesto, le deja de importar y se va porque se quedó de ver con Molly para ir a por el mandado. Sin embargo, ya de regreso a su casa, un maleante se les aparece y los intenta bolsear pero Sam que es bien machín se le pone al brinco y lo que sucede, como era de esperarse, es que el maloso lo mata a cuchilladas mientras el otro está juntando su cosmoenergía. Pobre Molly, quedada!

En condiciones normales, aquí habría terminado la película pero Sam fue tan testarudo que eligió no irse al cielo pese a que tuvo las puertas de San Pedro frente a él, quesque quiere quedarse con Molly aunque sea de espíritu pervertido. Uno de esos días, se da cuenta que una mujer negra con apellido de judía, quien se dice medium, lo puede escuchar aunque es fantasma y no se ve, será porque ella es demasiado agreste e incivilizada, pero como sea, ella lo puede escuchar. Luego de darle un par de sustos de muerte, Sam le explica a Oda Mae, la nigga, que es un fantasma bueno como Gasparín, pero necesita hablar con su novia porque resulta que antes de cominucarse con alguien más o menos humano, se da cuenta que su compañero Carl es bien chaca y, además de lavar dinero en el sistema financiero, lo mandó matar para que no le cayera en el business.

Oda Mae intenta que Molly le haga caso pero como es negra, lo que le causa es miedo porque le podría disparar, sin embargo poco a poco se va ganando su confianza y, con la ayuda de Sam que le dice sus secretos de alcoba, Molly se convence de que dentro de ese cuerpo habita realmente quien fue el hombre de su vida, uno que ella ya había sentido un día que hacía un florero y sintió un llegue por atrás. Juntos, planean cómo hacer que Carl deje de ser ladrón e intentan robarse primero todo el dinero, pero Carl es muy listo y se da cuenta así que las intenta matar. La policía no les ayuda porque Oda Mae es famosa por sus tranzas en el Bronx así que las dos chavas deben escapar de aquel loco y su maldad.

Mientras tanto, Sam fue con un maestro de la hechicería quien le enseñó a manipular los objetos en espacio/tiempo real, sólo así podrá enfrentar al loco Carl. Por fin se encuentran pero Sam no es tan padre como él creía y lo único que se le ocurre es meterse en el cuerpo de Oda Mae, que por obvias razones puede acabar con Carl y con quien sea que se le ponga en frente. Así es que vencen al desgraciado, quien se va al infierno y Sam decide que ahora que ya sabe poseer un cuerpo, se va a despedir de Molly como Dios manda. Se le mete a Oda Mae otra vez, tiene sexo lésbico con Molly y finalmete puede irse a descansar en paz por la eternidad, al fin ya se despidió bien.

Ghost, la Sombra del Amor, nos muestra cómo nunca está de más hacer de este nuestro último día porque uno nunca sabe cuándo lo van a mandar matar, mucho más ahora que mi país es territorio de nadie y uno sólo desea no ser baleado al salir 'de antro'. Además cabe resaltar que fue una de las cintas que contribuyeron a la leyenda que hoy es Patrick Swayze, a quien Dios debe tener en toda su gloria, una de las muertes más opacadas del año pasado porque la gente es muy naca y si no es Lady Gaga no les importa nada. Como sea.

Siempre suyo... Roi.