8.02.2009

El Ángel Exterminador

Image and video hosting by TinyPic

(México, 1962)
Dirección: Luis Buñuel
Protagonizan: Silvia Pinal, Enrique Rabal, Ofelia Guilmáin, Tito Junco
Duración: 93 minutos


Cuando somos invitados a una cena formal, es posible que de repente nos lleguen pensamientos sobre situaciones incómodas y cómo afrontarlas para no quedar mal: Si llegamos tarde, culparíamos al transporte; si tiramos los cubiertos, decimos que amarraremos los cordondes de nuestro teni; si nos manchamos con vino tinto, decimos que fue vino tinto y no la menstruación; etc. Pero ¿qué se hace cuando nos quedamos atrapados por días en la misma habitación, con los mismos acompañantes y tan sólo los restos de la comida del primer día? Eso, amables lectores, es una situación que los personajes de la siguiente historia no tomaron en cuenta.

Edmundo y Lucía Nobile, señores de primerísima clase, reciben a sus más cercanos amigos para cenar y festejar una fecha no explicada, pero es una fiesta de gala, vestido formal riguroso y alto peinado. Los amigos llegan todos en espera de un festejo sin igual, la pura onda. Es así que degustan las delicadezas del chef, beben la mejor selección de vinos y, posteriormente, charlan y se divierten en el salón del piano, donde Blanca toca una exquisita pieza.

Pasan las horas y los primeros en quererse ir son interrumpidos por otros que les piden quedarse unos minutos más para irse juntos y así lo hacen. Luego es Blanca misma quien, preocupada por el bienestar de sus chiquillos en casa, se excusa con los anfitriones pero es convencida por un médico y su acompañante de esperar a que ellos mismos se despidan para que le den un ride. Finalmente, todos los que se quieren ir no se han ido y los que quieren que ya se vayan no tienen otra opción que invitarles a pasar la noche ahí mismo, en el salón, con todo y el pésimo gusto que el gesto implica.

A la mañana siguiente, luego de desayunar con los pocos fiambres y café de la víspera, los invitados comienzan a sospechar de su estadía en casa de los Nobile. ¿Por qué nadie se ha podido ir? ¿Por qué hay un oso en el comedor? ¿Por qué nadie les ha ido a buscar? ¿Por qué una mujer no se peina bien, hasta abajo? **

Pronto determinan que el dueño de la magnífica casa debe ser el responsable y es quien debe aclarar todas sus dudas, pero éste no tiene una idea clara de la situación y es acogido con insultos y peladeces de parte de sus amigos, ahora vueltos un manojo de nervios, miedo y sudor. Lo único que todos tienen claro es que es la entrada al gran salón la que, sin tener una puerta, ha impedido el paso para salir del lugar. Los invitados recurren al abuso verbal de las mujeres y los ancianos, lo cual es totalmente comprensible (incluso recomendable), pero la verdadera histeria viene cuando descubren que la pareja más joven del lugar ha aprovechado un closet con finas pieles de animales bebé para acabar con su sufrimiento de manera definitiva. Y también porque una de las invitadas saca una pata de pollo de su bolso de mano. Cuando estan a punto de linchar al respetable Sr. Nobile, la bella y joven Leticia nota que todos estan exactamente en la misma posición del salón que la noche en que todo había empezado. Porque una persona responsable sabe que los problemas se solucionan cuando te paras en el mismo lugar. Así es que su tragedia acaba y pueden salir a las calles, recibidos por la horda de mirones y familiares que a pesar de saber dónde estaban, no habían podido entrar al edificio aunque sí tenían llaves.

Lo que había comenzado como una pretenciosa cena entre amigos acabó como una desquiciante cadena de eventos que pusieron a prueba todo testimonio de clase, educación, moral y ganas de ir al baño. Para enmendar sus culpas, se realiza una misa en la iglesia más bonita de la colonia, justo para que al finalizar, nadie de los presentes pueda abandonar la casa del Señor. Las fuerzas militares invaden el recinto y un grupo de borregos corren por las calles.

Siempre suyo... Roi.


** A falta de trailer dejo esa importantísima escena.

1 comentario:

Pável dijo...

No valgo un carajo, no he visto esta peli. ¿Quieres saber algo aún más vergonzante? No he visto NADA de Buñuel, ni los sobadísimos Olvidados.

Pero las veré, vaya que sí, las compraré y las veré.

Momento de risa loca del post: el vino tinto y la menstruación.

Por ahora la vergüenza no me deja comentar más, así que me voy por ahí, con la cola entre mis bien torneadas patas para rumiar mi culpa.