(The Fearless vampire killers)
Dirección: Roman Polansky
Año: 1967
Duración: 124 min
Y ahora con ustedes querido público “La danza de los vampiros” Súper recomendación de la Infanta.
El afamado profesor Abronsius y su ayudante Alfred arriban a pintoresca aldea transilvana con la finalidad de hacer investigaciones sobre vampiros (tanto del pequeño mamífero volador que chupa sangre, como del gran mamífero volador que también chupa sangre). El profesor y su ayudante se alojan en una posada cercana al castillo de un Conde, la cual es propiedad de Shagal, un hombre que junto a sus esposa administra el lugar y no pierde oportunidad para infiltrarse en la habitación de la rubia tabernera y tratar de seducirla, la chica rechaza sus avances y la esposa de Shagal tampoco está como muy de acuerdo… pero si hablamos de cosas seductoras, en la posada también vive la hija del dueño, la deslumbrantemente hermosa Sarah y si quieren saber que tan atractiva es la tal Sarah, baste con saber que es interpretada por la mismísima e inmortal Sharon Tate (inmortal en sentido figurado porque la Familia Manson ya se encargo de aclarar ese punto). Sarah inmediatamente captura la atención de Alfred (tanto en la peli como en la vida real porque este papel corresponde a Roman Polansky). Bueno pues las investigaciones comienzan y el profesor advierte que la población es acechada por un vampiro, solo es cuestión de tiempo para averiguar bajo que identidad se oculta y la oportunidad llega cuando Sarah, aún con la expresa desaprobación de su padre, decide continuar con la extraña manía de bañarse todos los días (eso no es normal digan lo que digan), con todo y que las temperaturas en la región son bajo cero (pero si te ves sumamente sensual durante el baño, que más da, vale la pena) y esto provoca la llegada del vampiro con el fin de morderla y llevarla hasta su castillo (porque sorprendentemente el Conde resulta ser el vampiro…). Total que es un morder y morder por todos lados y entre las victimas se cuenta a Shagal, la tabernera y Sarah, así que el profesor y Alfred van hasta el castillo, para rescatar a quien se pueda; una vez en el lugar, son recibidos por el conde Von Krolock, quien siente interés por sus invitados al conocer la identidad del profesor Abronsius de la universidad de Kuninsburg y un afamado investigador vampirista (así diría yo que se llama a los que estudian a los vampiros)por lo cual, les invita a hospedarse en el castillo y ambos aceptan para encontrar a Sarah y deshacerse del vampiro; pero las cosas no serán fáciles, el hijo del conde, un chico alto, pálido, rubio y fuerte, inmediatamente es sexualmente atraído por Alfred y buscará la forma de acercarse a el, sumado a esto, por la noche habrá un gran baile para vampiros y el lugar será todo, menos seguro.
El profesor y Alfred pretenden matar al conde mientras este duerme, no lo logran, Alfred cree haber encontrado a Sarah al escuchar un celestial canto y seguirlo, solo para descubrir que tan dulce voz es del hijo del conde, Shagal que ahora ya es un vampiro, tiene a su cuidado a la tabernera quien está en proceso de convertirse en un “no vivo” pero mientras la vigila para que sea disfrutada por el conde, la muerde, solo un poquito y porque es un vampiro y no puede resistir (aja por eso), pero se le pasa la mano y la chica muere; Sarah por fin habla con Alfred y no muestra interés en volver con su padre y dejar todo el lujo de ser vampiro.
El profesor Abronsius y Alfred harán un último intento por rescatar a Sarah de las garras del mal, durante la danza de los vampiros (yo digo que de ahí le viene el nombre), pero hacerse pasar por un nosferatu cualquiera no será sencillo y menos muuuuuuuuucho menos si al fondo del salón de baile hay un enooooorme espejo (ya saben, no?, aquello de los vampiros y su reflejo)
Esta película con excelentes locaciones y pocos diálogos que ponen a prueba las capacidades histriónicas de quienes en ella participan, nos recuerda un poco que los vampiros no se ven en los espejos no por defecto, sino todo lo contrario, son tan súper guapos que no lo necesitan y que hay historias que por más que se repitan no pueden terminar bien, como la de un grupo de villanos (de los que viven en una villa y no de los que son maleantes) viviendo en las cercanías de un imponente castillo habitado por un Conde o la de Sharon Tate casandose con Roman Polansky.
Escenas que no te puedes perder:
Alfred mira el escote de la tabernera
Sarah toma un baño de tina
Alfred es acosado por el hijo del conde
7.13.2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario